Misa de Funeral

Misa Funeral

Todos los sacramentos, principalmente los de la iniciación cristiana, tienen como fin último la Pascua definitiva del cristiano, es decir, la que a través de la muerte hace entrar al creyente en la vida del Reino. Entonces se cumple en él lo que la fe y la esperanza han confesado: «Espero la resurrección de los muertos y la vida del mundo futuro». (CIC 1680)

La Eucaristía celebrada en sufragio por el alma de un cristiano y persona querida, su funeral, es una celebración muy importante en la vida de la Iglesia, de afirmar nuestra fe y esperanza en la Resurrección del Señor.

Los funerales se celebran preferentemente los lunes y los viernes a las 20 h., y se pueden concertar en el despacho parroquial. Para cualquier otra duda, dirigirse al Párroco o a alguno de los sacerdotes.

Más que un homenaje o panegírico es sobre todo un acto de fe, oración y comunión: de acción de gracias por su vida, de petición de perdón por los pecados y su paso al descanso del Cielo, de súplica de consuelo y fortaleza por sus familiares y amigos que continúan su peregrinar en esta vida, de afirmar nuestro lazos de amor y unidad entre el cielo y la tierra en la Comunión de los Santos que hace posible Cristo resucitado en la Santa Misa.

Indicaciones a tener en cuenta:
  1. Los familiares directos del difunto por quien se celebra la Eucaristía tendrán derecho a ocupar los dos primeros bancos de cada fila de asientos del templo parroquial. Procurarán ocupar estos lugares unos minutos antes de comenzar la celebración.
  2. Guardaremos todos la debida compostura, el silencio y el respeto en el interior del templo. No olvidaremos apagar los móviles ya antes de entrar.
  3. La hora de la celebración no se podrá retrasar sobre la marcha, salvo causa grave.
  4. Se invita a los familiares y amigos a participar activamente en la celebración, pudiendo, si lo desean, leer las lecturas de la misa y/o las peticiones. Podrán preparar la celebración con el sacerdote unos días antes. No está permitido por el Derecho de la Iglesia hacer intervenciones orales o lecturas ajenas a la liturgia en la misma celebración.
  5. Para conservar el silencio y el clima de oración también al término de la celebración, se pide encarecidamente a los familiares del difunto que reciban el pésame de los asistentes en el atrio de la Iglesia.


A continuación se explican las orientaciones sobre cómo tratar el cuerpo de nuestros difuntos de una manera sencilla y fiel a la fe de la iglesia: