Tengo que repetirle todo a mi hijo y es desesperante

Resultado de imagen de niños con el movilPonte los zapatos, ordena tu cuarto, vete a la ducha. Las instrucciones no son complicadas, pero pueden ser motivo de crisis diarias.

Por un lado, el padre o la madre repite una petición una y otra vez; por otro lado, el niño está en su burbuja y continúa lo que está haciendo sin oír (o como quien no oye). A lo largo de los días, la repetición crea un patrón en el que todos se quedan atascados. Leer más

Mamá, me tengo que ir

Tal vez tardes en entender, tal vez llores incontables noches al ver el nido vacío, tal vez me llames con esa voz embargada, dolida, de quien guarda un mundo de nostalgia en un nudo en la garganta,pero mamá, me tengo que ir.

Tengo que aprender a separar la ropa por colores a la hora de lavar, tengo que descubrir que los platos se quedan en el fregadero al día siguiente, que el olor de la bañera limpia es bueno, principalmente cuando yo lo limpié. Leer más

La historia de dos familias, judía y musulmana, que se rescataron mutuamente

En el último siglo, los ciudadanos de Sarajevo, capital de Bosnia, han sido testigos de una contienda que ha supuesto la persecución tanto de judíos como musulmanes. Sin embargo, de entre toda esta miseria surge una historia en la web The Vintage News que apunta al mismísimo corazón de todas las religiones: ama a tu prójimo.

La historia empieza en 1941, cuando los nazis ocuparon la ciudad, por entonces yugoslava, y saquearon la antigua sinagoga, destruyendo a su paso unos valiosos rollos de la Torá de 400 años de antigüedad. Leer más

Seminario de Vida en el Espíritu en San Cristóbal de los Ángeles

El Seminario de Vida en el Espíritu es una experiencia de evangelización. En él se proclama el amor de Dios, se anuncia a Jesús y se invita a los cristianos a llevar una vida nueva, dinamizada por la presencia del Espíritu Santo. El Seminario de Vida en el Espíritu pretende que los cristianos puedan vivir plenamente la vida abundante que da Jesús (Jn.10,10).

Ocupa un lugar importante en el Seminario, la experiencia de “la efusión del Espíritu” llamado también “el bautismo en el Espíritu Santo”, que hace actuales las gracias de la iniciación cristiana, haciéndonos descubrir el inmenso regalo de Dios en nuestros corazones como en su templo, dándonos la capacidad de entregarnos voluntariamente para que sea Él quien nos guíe y conduzca en todo, derramando su amor en nuestros corazones y así, al renovarnos cada día, vamos creciendo en su gracia y en su conocimiento.

El Seminario de Vida en el Espíritu tiene como objetivos:

1. El descubrimiento progresivo de Dios.

2. La aceptación personal de Jesucristo.

3. La apertura a la acción carismática del Espíritu Santo.

4. El compromiso del cristiano con el hombre y con el mundo.

5. Vivir la comunidad cristiana. Compromiso y Amor a la Iglesia.

 

Joven, la Iglesia te escucha

Los jóvenes están este año en el centro de la vida de la Iglesia. Así lo ha querido el Papa Francisco al convocar un sínodo de obispos sobre esta cuestión; también, en nuestro país, las diócesis, movimientos y congregaciones religiosas que han acogido la invitación del Papa y llevan tiempo preparándose; y los propios jóvenes que están reclamando más protagonismo, pero sobre todo que se les escuche y se les comprenda. Leer más

¿Tus hijos se pelean? Este consejo de san Benito ayuda a mantener la paz

“No maldecir a los que lo maldicen, sino más bien bendecirlos”, leo en voz alta mientras miro a mis hijos por encima de mi edición de la Regla de San Benito acompañando mi café de la mañana: “Oíd, chicos, vamos a probar esta”.

Mis dos hijos adolescentes me sonríen con altanería como cada vez que cito esta Regla, escrita en el año 540 y comúnmente ensalzada como la norma de la vida monástica. Me hice con una copia por recomendación de un amigo: “Estás en casa todo el día con siete muchachos; eso es como dirigir un monasterio, ¿no?”.

Este amigo tenía razón en algunos aspectos. El libro es una guía para la oración, las horas de comer y las tareas prácticas para cualquier grupo de personas que vivan juntas. Pero primero debo advertir a los lectores que decidan servirse de este libro: los consejos relacionados con penitencias del estilo de “rigurosos ayunos” obviamente no son aplicables a la educación de niños. Sin embargo, hay joyas como esta, que sin duda nos ha ayudado a mantener la paz… y de paso reírnos un poco.

Así que, ¿cómo hacemos eso de “bendecir a quienes nos maldicen”, según una norma en el capítulo 4 de la Regla de San Benito?

No puedo responder por el monje que escribió este principio para profundizar en Mateo 5,44: “Pero yo les digo: Amen a sus enemigos, rueguen por sus perseguidores”.

Sin embargo, mi pedante y astuto hijo de 11 años ofreció su propia visión de la idea. Después de mi sugerencia inicial, se volvió a su hermano, que le acusaba de “acaparar todo el sofá” y, con una sonrisa sacarina le replicó: “Oye, hay que ver lo que me gustan tus auriculares”.

Sí, mi hijo se burlaba de mí y se ganó una bien merecida risa, pero el caso es que terminamos teniendo una conversación estupenda. Mi marido también se metió en la charla: “Halagar a alguien que te insulta lo desarmará totalmente”, añadió.

Yo misma pude aplicar esta táctica de desarme sobre mi marido unas pocas horas más tarde.

Permitan que lo ilustre: Unos invitados a cenar en casa llegaban en 15 minutos, así que mi marido, intrépido cazador-recolector, decidió hacer lo más lógico para prepararse para la visita: ponerse a colocar los azulejos de la ducha. Bah, los invitados nunca suben a la planta de arriba y desde luego no van a ducharse. En cualquier caso, esto era importante para mi querido esposo en la presentación de su hogar, así que se puso a correr de un lado a otro con la cara roja como un bebé estreñido, mirándome con ojos acusadores y refunfuñando: “Alguien ha cambiado de sitio mis herramientas… alguien me las ha movido”.

En vez de defenderme como haría habitualmente, le sonreí, respiré hondo y le ofrecí un cumplido que había previsto esa misma tarde, sabiendo que tendría ocasión de usarlo (porque somos olímpicos en esto de discutir justo antes de que llegue visita). “Tienes un cuerpo de escándalo —le dije— y un alma hermosísima”.

Se quedó sin palabras y desarmado, literalmente, porque dejó caer su espátula de la masilla. Nos reímos con ganas y lo pasamos estupendamente con nuestros invitados. Desde entonces, el consejo de san Benito ha servido de divertida arma arrojadiza entre mis hijos, sobre todo a modo de broma. “¡Tu barbilla tiene un perfil magnífico!”, gritaba alguno en medio de un rifirrafe por un videojuego esta mañana.

Y aunque no hay duda de que mi familia tiene una naturaleza sarcástica, espero que este consejo de un monje del siglo VI termine por calar y dar fruto. Personalmente, me sentó muy bien centrarme en las muchas y estupendas cualidades de mi marido aquella noche de cena con invitados, en vez de obsesionarme por sus irritantes excentricidades (que casi siempre incluyen masilla y azulejos del baño).

Ahora bien, no estoy sugiriendo que todo el mundo deba salir de una situación seria o abusiva simplemente soltando un cumplido a su agresor. En absoluto. “No dar paz fingida” es otra de las joyas de san Benito. Se refiere a crear una vida hogareña que sea sinceramente armoniosa. Y si compilas una lista de cumplidos auténticos para tus seres queridos antes de una riña habitual de casa, llegarás a esa armonía más rápidamente, por muchas razones.

Una de ellas es que no te permitirás ignorar las numerosas virtudes de un ser querido a causa de un único error, real o percibido. De nuevo, como ilustra mi pelea pre-cena con invitados, el cumplido ofrecido en un momento de tensión desvió la atención de los hábitos singulares de mi marido para centrarla en sus mejores virtudes. Para bien de ambos.

¿Por qué el Papa pide que se divulgue esta foto tomada en Nagasaki en 1945?

Foto difundida por el Papa Francisco ©Joseph Roger O’Donnell

El “fruto de la guerra”, es el titulo de la foto de Nagasaki de 1945 que el papa Francisco ha querido hacer imprimir para que sea divulgada en todo el mundo, informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede este 31 de diciembre de 2017.

Un niño que espera su turno en el crematorio para su hermano muerto en la espalda. Es la foto que tomó un fotógrafo americano, Joseph Roger O’Donnell, después del bombardeo atómico en Nagasaki. La tristeza del niño sólo se expresa en sus labios mordidos y rezumados de sangre”, explica el Pontífice. Leer más