Funda a los 12 años un colegio en casa de su abuela

Nadie le paga, y aunque seguramente se divierte y comenzó como un juego, lo que hace es muy importante. Ni paredes firmes ni puertas pidió; apenas pizarrones y unas mesas armadas con hormigón y madera para que los chicos puedan ir a hacer sus tareas, a reforzar conocimiento, a escapar de la calle, a aprender más cosas y no repetir de grado, y también a jugar entre ellos en los recreos y tomar algo calentito. Leer más