En el 8 de diciembre de 1991, un sacerdote en el Santuario de Betania en Cúa, Venezuela estaba celebrando una misa. Después de la consagración, notó que la Eucaristía comenzó a sangrar por un lado. El sacerdote rápidamente preservó la hostia y la estudió para asegurarse de que era un milagro.
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Fuente: Aleteia.org