La palabra se hizo carne.
El misterio de la encarnación constituye. el centro de nuestra celebración de Navidad. El constituye el objeto esencial de la fiesta. San Juan lo declara así en el prólogo de su evangelio con una afirmación impresionante: «La palabra se hizo carne y habitó en medio de nosotros…» (1,14). No se conmemora precisamente el nacimiento de Jesús en Belén, ni las circuntancias del nacimiento, ni los acontecimientos que lo rodearon. El misterio subyacente, el misterio de Dios hecho hombre, es más bien el que reclama nuestra atención y compromete nuestra fe en la liturgia de la navidad. Según Newman, ésta es la verdad central del evangelio. Significa que «el Hijo eterno de Dios se convirtió, por un segundo nacimiento, en el Hijo de Dios en el tiempo»‘. Leer más